jueves, 13 de julio de 2023

EL ÚLTIMO CHAMAN


Alfredo Moffatt, pertenece a la estirpe de los que han podido ir al exterior y luego volcar esa experiencia en el país. Había estado en New York por una beca, trabajando en el Harlem. Toda esa experiencia de los ‘homeless’, de los barrios negros con su violencia de la pobreza, la trajo para contribuir a la psicología social que se venía desarrollando en Argentina. Por eso tenía como maestro a Enrique Pichón Riviere (psiquiatra, psicoanalista, fundador de la Asociación Psicoanalítica Argentina por la década del 40), quien venía trabajando en el Hospital Borda. Allí habían creado la peña ‘Carlos Gardel’, que luego pasó a llamarse ‘Cooperanza’. Al decir de Foucault, era un nuevo dispositivo. Nuevas formas de intervenir en ‘lo manicomial’: para liberar del encierro de los ‘locos’.

Conocí a Moffatt por Tato Pavlovsky. Él realizó las gestiones para que pudiéramos ir a filmarlo con un grupo de psicólogos de Ecuador, a su Escuela de Psicología Social, por la avenida Rivadavia. Ya había escrito su clásico: ‘Psicoterapia del oprimido’. Cito el lugar porque luego entendí que cuando sucedió lo del incendio de ‘Cromañon’ (su escuela estaba a unas cuadras de ahí), Moffat y su equipo fue uno de los primeros que estuvieron atendiendo a las víctimas y familiares en la contención, en el duelo, en el abrazo de despedida. Si algo enseñaba era la solidaridad.

Volví a verlo en una especie de homenaje que se le hizo en la Biblioteca Nacional. Estaba repleta, con sus discípulos y amigos. Continué filmándolo, cuando le entregaban el premio como ‘el Colifato mayor’. Se lo otorgaba un ex paciente externado del Htal Borda, quien le entregaba un premio invisible que alzaba mientras anunciaba por qué lo merecía. Moffatt sentado en el escenario se paró para recibirlo y al tomar el Premio, lo agarraba como si fuera de mucho peso. El auditorio entre aplausos y vítores, se venía abajo. Ese surrealismo no solo amenizaba el encuentro, sino que demostraba el amor de los pacientes que no lo olvidaban en su paso por el Borda. De muchas de sus intervenciones con Pichón, hoy tenemos ‘La Colifata’ y la actual ‘Cooperanza’. Escuelas de aprendizaje podemos decir que nos ha dejado. En el cierre de ese encuentro llamó a volver a armar ‘El Bancadero’. Nos acercamos muchos psi, para remontar esa otra experiencia que había construido luego de la Guerra de Malvinas. Tengo por ahí en mis archivos, una entrevista que le realizaron, en explicar qué era ‘El Bancadero’, y por qué debía surgir. Otra vez un dispositivo simple: escuchar a la gente, generar grupos de trabajo, técnicas grupales; solo que esta vez no eran en el manicomio, sino que era atención para los cientos que estaban saliendo de la dictadura con sus angustias y sus fantasmas.

Hace poco encontré una foto donde está Moffatt con David Cooper. Este psiquiatra sudafricano, que en Londres creó junto a Ronald Laing, ‘La Antipsiquiatría’, vivió en Buenos Aires, casi dos años. Sabía de la gran movida del psicoanálisis que tenía nuestro país, y le parecía que era una buena plataforma para iniciar desde Latinoamérica, lo que se venía organizando en Europa y Estados Unidos con respecto a la ‘desmanicomialización’. En uno de sus libros cita puntual (‘La gramática de la vida’), lo que pudo hacerse en Argentina (basado en trabajos psicoanalíticos de Pichon Riviere, Emilio Rodrigué, Mari Langer) y el ‘despliegue de poder’ en sus instituciones (psi) y organizaciones sociales. El golpe de Estado de 1976 cortó esos proyectos.

Las últimas noticias que me habían llegado eran inquietantes. Circulaba por las redes y luego en un diario, que Moffatt necesitaba ayuda económica. No tenía jubilación y no se sabía si de su Escuela lo estaban por desalojar. Pronto se aclaró la situación de que estaba bien, y que si bien no nadaba en ninguna fortuna, volvía a demostrarse la pronta atención por redes de sus discípulos y amigos. Lo volví a ver cuando le hicieron un homenaje en el Encuentro de Derechos Humanos y Salud Mental, en la ex ESMA. Habló para los que no pudimos entrar (de tan lleno que estaba el lugar), en la puerta. Levantaba su bastón, con su barba canosa, como un viejo profeta dirigiéndose a la muchedumbre. Solo nos dijo que no había que bajar las banderas de la solidaridad, de las utopías, y nos mostraba como él estaba aún de pie diciéndonos esas palabras de lucha. Era ese ‘curador o reparador de sueños’, como lo habían bautizado, pero también era ‘El último chamam’, aquel que ‘sin permiso y sin plata’ se enfrentaba de alguna forma a los sistemas que siguen oprimiendo.

Carlos Liendro


jueves, 8 de diciembre de 2022

Próxima Cátedra Libre

 Antes de fin de año estaremos preparando la Cátedra Libre: Cooper, Foucault, Guattari. Tres pensadores y activistas de los movimientos antimanicomiales. 

Sus diversos escritos impresionan en la actualidad. Poco han cambiado las reformas psiquiátricas y la 'locura' sigue en aumento si no se comprende desde cuando surge. Estos pensadores han comenzado estudiando la locura desde la historia, la familia, los sistemas de engranaje que llevan a una persona a la 'alienación' en el capitalismo.


 Felix Guattari


David Cooper

Retornando a la Antipsiquiatría: ¿dónde se inicia la locura?

 




David Cooper

Fue un médico psiquiatra y pensador revolucionario, nacido en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, en 1931. Fue uno de los protagonistas del movimiento que se conoció como antipsiquiatría, junto a Ronald D. Laing, Aaron Esterson, Franco Basaglia, Thomas Szasz, entre otros.

Cooper estudió medicina en la Universidad de Ciudad del Cabo y se graduó en 1955. Completó su formación como psiquiatra en Londres, trabajando en varios hospitales del Sistema Nacional de Salud. En 1962 desarrolló un experimento radical en el Hospital Shenley, donde dirigió un pabellón para jóvenes diagnosticados con esquizofrenia, conocido como Villa 21. «Los jóvenes rotulados como esquizofrénicos podían vivir sin la interferencia de drogas potencialmente peligrosas, electrochoques o terapias orgánicas. Estaba organizado en principios igualitarios, y había un intento deliberado por abolir la jerarquía tradicional entre el doctor y el paciente» (Stephen Ticktin, 1986).

En 1964 publicó junto a Ronald Laing el libro «Razón y violencia», un análisis y resumen de los textos «Problemas de método», «San Genet, comediante y mártir», y «Crítica de la razón dialéctica» del filósofo francés Jean-Paul Sartre, construyendo las bases teóricas para una aproximación fenomenológica, no biologicista, al problema de la locura. En 1965 fundó en Londres la Philadelphia Association, junto a Laing, Esterson y otros colegas que coincidían en una crítica radical a la institución psiquiátrica. Entre sus principales objetivos estaba organizar refugios para personas con problemas mentales que buscaban una alternativa al hospital, y a sus familias.

En 1967 Cooper publicó el libro «Psiquiatría y antipsiquiatría», presentando la experiencia de la Villa 21 y el término [«antipsiquiatría»] que fue adoptado por impugnadores y colaboradores para designar al heterogéneo movimiento de médicos y pensadores hostiles a la ortodoxia psiquiátrica. Del 15 al 30 de julio de 1967 organizó en Londres el Congreso Internacional para la Diálectica de la Liberación. Entre los participantes se contaban Paul Goodman, Herbert Marcuse, Ronald D. Laing, Allen Ginsberg, Paul Sweezy, Lucien Goldmann, Gregory Bateson y Stokely Carmichael de los Black Panthers. En 1968 compiló y presentó «La Dialéctica de la Liberación», un libro con las principales intervenciones del encuentro. En el mismo año Cooper escribió una introducción para la edición inglesa de «La historia de la locura…», del filósofo francés Michel Foucault.

En 1971 publicó el libro «La muerte de la familia», y terminó su relación con la Philadelphia Association. En una conferencia ofrecida en Canadá, Cooper «dejó claro que había abandonado Inglaterra, había abandonado la Philadelphia Association, y ya no colaboraba más con Ronald Laing y compañía. Estos últimos, dijo, estaban en un viaje espiritual. Él, David, estaba en uno político» (Ticktin, 1986). En 1972, previendo una situación revolucionaria, que sería aplastada por la contrarrevolución fascista, Cooper viajó a Argentina donde participó en lecturas y conferencias y colaboró con los esfuerzos organizados para combatir la opresión psiquiátrica en el país latinoamericano. Dos años después regresó a Londres, «donde el terreno que en los ’60 hervía de radicalismo y creatividad parecía haberse secado» (Ticktin, 1986). Cooper había cortado todos sus lazos con sus colegas de la Philadelphia Association y había renunciado a ejercer su profesión de médico psiquiatra, por razones políticas. «Solía afirmar por ese tiempo que no había problemas personales, sólo políticos» (Ticktin, 1986).

Después de varios meses críticos, en setiembre de 1974 participó en Portugal en un encuentro para construir una Red Europea de Alternativas a la Psiquiatría, donde, entre otras personas que cuestionaban a la Institución, conoció al médico y profesor italiano Franco Basaglia y al sociólogo francés Robert Castel. A fines de 1974 viajó a París y conoció a los filósofos Gilles Deleuze y Felix Guattari; también publicó «La gramática de la vida», una colección de ensayos sobre el amor, los celos, el sexo, las drogas psicodélicas y la revolución. En enero de 1975, las conversaciones iniciadas en Portugal se cristalizaron en un nuevo encuentro en Bélgica, con la fundación de la Red Internacional de Alternativas a la Psiquiatria, a cuyos congresos asistió anualmente.

En 1975 se mudó definitivamente a París. Conoció a Jacques Derrida, con quien después colaboraría en la formación del Colegio Internacional de Filosofía. Dio clases por una temporada en la Universidad de Vincennes. Escribió artículos y panfletos, e introducciones a los libros de otros intelectuales. En 1978 terminó de escribir y publicó «El lenguaje de la locura», que se abre con estas palabras «No hay esperanza / Sólo hay lucha permanente / Esa es nuestra esperanza / Esa es la primera oración / En el lenguaje de la locura». Era su último libro publicado en vida. «Parecía que se había movido dialécticamente desde la antipsiquiatría a la no-psiquiatría» (Ticktin, 1986).

Durante seis años, trabajó junto a su compañera la psicóloga Marine Zecca en un proyecto de investigación sobre las necesidades sanitarias de las comunidades populares en Francia, Italia y el Norte de África. Resultados de esta investigación junto a nuevos desarrollos de su pensamiento iban a ser publicados en un nuevo libro, que estaba coescribiendo con Zecca, cuando en 1986 murió súbitamente de un ataque al corazón, en un pequeño piso del Distrito 15 de París*.

OBRAS DE DAVID COOPER:

1.-  Psiquiatría y Antipsiquiatría (1967)

2.- El lenguaje de la locura (1978)

3.- La dialéctica de la liberación (1969)


Fuente: Antipsiquiatría blog

 

domingo, 7 de junio de 2020

EL CELS DENUNCIA UN CONTAGIO POR CORONAVIRUS EN EL BORDA COMO UN NUEVO HECHO EN SU AMPARO COLECTIVO

Hospital Borda Docencia e Investigación Conmutador 11-4360.6600 ...Hospital Borda | Detectaron un caso de coronavirus en el Borda y ...
La detección de un caso positivo de coronavirus entre los internados en el Hospital Borda fue denunciado por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) como un nuevo hecho dentro del amparo colectivo pendiente de resolución, que reclama se ordene a la Ciudad "medidas para proteger los derechos de las personas con discapacidad" que se atienden en esa institución psiquiátrica así como en el Moyano, Tobar García y Alvear.
"Este primer caso (de Covid-19) del Borda confirma un poco lo que señalábamos, que si no se prevén medidas de cuidado y control, iban a empezar los contagios y está pasando", dijo a Télam Macarena Sabin Paz, coordinadora del Salud Mental del CELS.
Presentado originalmente por el CELS el 7 de mayo, el recurso solicita de manera cautelar que se exija al Gobierno porteño la provisión de elementos de higiene e insumos para prevenir el contagio, dispositivos telefónicos y conectividad en los pabellones, medios para evitar la propagación al interior de los hospitales y protocolos de actuación.
Además, reclamó la entrega de medicación en cantidades adecuadas para reducir la circulación, el restablecimiento de tratamientos integrales e interdisciplinarios suspendidos y la adopción de medidas para garantizar el cobro de pensiones por parte de los usuarios que lo hacían por ventanilla.
En la denuncia de un nuevo hecho, el CELS pidió medidas cautelares específicas para el Borda tales como identificar los "contactos estrechos" del caso positivo y adoptar las medidas de aislamiento y vigilancia clínica por el lapso de 14 días, evaluar la necesidad de realizar test entre éstos, garantizar a los usuarios aislados durante ese periodo, condiciones dignas de vida y especial cuidado para los que presenten factores de riesgo".
El recurso fue interpuesto ante el Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario 12 de la Ciudad de Buenos Aires a cargo de Alejandra Petrella, quien ayer admitió el amparo colectivo y abrió el expediente por un plazo de 10 días para la incorporación de más amparistas, informó el portal Ijudicial.
A finales de abril, el Órgano de Revisión Nacional de Salud Mental (N) advirtió acerca de la situación de las personas internadas y consideró urgente garantizar el cumplimiento de los protocolos establecidos para prevenir contagios por coronavirus de los trabajadores y profesionales de esos establecimientos.
Tras la confirmación del primer caso en el Borda, el N reclamó ayer a las autoridades sanitarias que se realicen testeos a toda la población de los hospitales monovalentes.
"Lo que señalamos es que las personas (internadas) están en condiciones de aislamiento, pero eso no puede significar mayor encierro al encierro agregado que sufren históricamente", agregó Sabin Paz, quien estimó en unas 800 las personas con discapacidad mental que cumplen su cuarentena en los cuatro hospitales monovalentes.
Según el Primer Censo Nacional de Personas Internadas por motivos de salud mental, publicado por la Dirección Nacional de Salud Mental el año pasado, a nivel nacional funcionan 162 establecimientos donde hay 12.035 personas internadas.
El 52% de ellas está en instituciones públicas, el 25% del total de los establecimientos censados.
Por otra parte, más del 63% de las internaciones se prolongan por más de un año y el promedio nacional de duración de internaciones es de ocho años en general, y de más de 12,5 años en el sector público.
"La Covid-19 es como una lupa gigante que muestra la situación de vulnerabilidad, aislamiento y desidia institucional en que viven estas personas, que el CELS viene denunciando históricamente; y ante la crisis el manicomio responde con lo que sabe hacer, mayor encierro", remarcó.
Sabin Paz aseguró que en estos hospitales monovalentes "hay un total desapego a los estándares que estableció la Ley de Salud Mental" 26.657, que plantea pensar formas de tratamiento alternativos "del encierro manicomial" y estableció un plazo de 10 años para el cierre definitivo de hospitales psiquiátricos monovalentes como el Borda.
"Este iba a ser el año del cierre de las instituciones monovalentes y hoy nos encontramos pidiendo jabón para poder lavarse las manos en las salas", agregó.
"Lo que necesitamos para que se puedan cerrar es un sistema de seguridad social que funcione para que esas personas tengan ingresos, necesitamos políticas habitacionales alternativas a la vida en manicomio -que no es vida- y servicios de atención en salud mental adecuados en el primer nivel de atención -barrios- así como servicios en hospitales generales ambulatorios y de internación", concluyó. (Télam)
Fuente: GrupoLaProvincia.com

martes, 2 de junio de 2020

Pandemia y Hospital Borda

LA PANDEMIA Y EL HOSPITAL BORDA
Abandono en el Borda. Paciente murió atacado por perros – Radio ...Ordenan testeos masivos en los hospitales públicos de salud mental ...Un largo camino hasta la Ley Nacional de Salud Mental – Revista ...Las neurociencias al poder: impulsan leyes afines y harán un Polo ...
Actualmente, el hospital Borda tiene 472 pacientes internos y, alrededor, de 1500 pacientes ambulatorios. La cantidad de personal (incluyendo profesionales de la salud, personal de limpieza en contacto con usuarios, camareros, entre otros) también alcanza esta última cifra.
Como sucedió en otras instituciones hospitalarias de la ciudad y el país, allí ya se registraron quince casos de COVID-19: dos médicos, tres enfermeros y diez pacientes. Según Gonzalo Sánchez, desde que se detectó el primer caso habilitaron un ala (el ex servicio 28) para aislar a los pacientes con síntomas leves. Si el cuadro se complica, dice, se los derivará al Hospital Penna o al Argerich.
A pesar de la medidas tomadas, los empleados de la institución psiquiátrica manifiestan su preocupación frente al avance de los casos de coronavirus en el hospital y advierten la falta de insumos y la escasa limpieza. “Necesitamos más elementos de protección. Cuando un paciente se descompensa, son tres o cuatro enfermeros los que deben asistirlo. Ahí se pierde la distancia social y hay que cambiar la indumentaria: barbijos, camisolines, todo”, apunta Sánchez.
“Los perros siempre están dando vueltas. Muchos, incluso, circulan por adentro de la Institución. Como no se hicieron arreglos en el perímetro, entran y salen del edificio con facilidad. Además de atacar pacientes, también mordieron a trabajadores y trabajadoras del Borda”, explica Gonzalo Sánchez, empleado administrativo del hospital.
“A partir de la pandemia tomamos conocimiento de que en el Hospital Borda había escasez de sistemas de protección tanto para los trabajadores, como para los usuarios. Supimos, además, que en las salas de internación de todos los servicios de la institución no había jabón para lavarse las manos”, apunta Macarena Sabin Paz, coordinadora del área de salud mental del CELS.
De acuerdo con Sabin Paz, debido al COVID-19, las personas bajo encierro psiquiátrico viven un doble encierro. “Como no pueden establecer ningún contacto con el afuera se suspendieron las visitas y los tratamientos psicosocialesLo único que quedó en pie fueron los tratamientos médicos y farmacológicos, como si el resto no fuera importante ni parte estructural del tratamiento de una persona. Por otro lado, la mayoría de estos pacientes son un grupo de alto riesgo. En general, superan los 65 años y presentan patologías previas, como diabetes, hipertensión y enfermedades respiratorias", sostiene.
En su texto, la ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657 (aprobada en 2010 y reglamentada en 2013) establece la extinción de los manicomios para 2020. “Aun así han habido muy pocos avances. Todavía hay mucho rechazo por parte de los hospitales generales a atender a personas con padecimientos mentales. Como contrapartida el hospital psiquiátrico sigue siendo un gran polo de atracción porque ofrece 'las respuestas más rápidas’ y cuando una persona carece de obra social, prepaga y recursos y tiene un problema de salud mental, lo más probable es que termine internado en unos de estos grandes monovalentes”, explica Sabin Paz.
“El proceso para proteger a las personas con padecimientos mentales del COVID-19 se inició hace dos semanas. Se está trabajando intensamente y, en ese lapso, se dictaron dos medidas cautelares que ordenan al Gobierno de la Ciudad a tomar medidas de aislamiento, prevención y contagio del virus en los cuatro hospitales monovalentes de salud mental porteños. Por otro lado, se dispuso que se hicieran testeos masivos y que se instalaran UFU (unidades febriles de urgencia) y UTA (unidades transitorias de aislamiento), se provean elementos de higiene y protección personal a los pacientes y se garantice su derecho a la comunicación con el exterior proveyéndoles líneas telefónicas y/o wifi, entre otras cosas. Y, fundamentalmente, que todo ello sea hecho en el marco de un protocolo específico que deberá presentar el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para los hospitales psiquiátricos que contemple la situación particular de las personas internadas, respetando el decálogo de derechos que establece el Artículo 7 de la Ley de Salud Mental”, señaló la jueza Alejandra Petrella.
El viernes 29 de mayo se cumplió una semana del fallecimiento de Jorge Marcheggiano. Desde el servicio del Hospital Borda se propusieron homenajearlo con una caminata por los jardines del predio, una caminata como las que tanto le gustaba dar.
fuente: INFOBAE (segunda parte del artículo)

Quién era el paciente del Hospital Borda?


La tremenda historia del paciente del Borda que murió atacado por ...Quién era el paciente del Borda muerto por una jauría de perros ...
El viernes 22 de mayo amaneció nublado y ventoso en la ciudad de Buenos Aires. A pesar de eso, Jorge Marcheggiano (paciente del servicio 15 del Hospital Borda) pidió permiso para salir a dar una vuelta por los jardines de la Institución. En su caminata, el hombre de 70 años fue interceptado por una jauría de perros que lo atacó ferozmente.
A Jorge lo encontró un empleado de seguridad. Estaba tirado en el piso con varias mordeduras en el cuerpo, sobre todo en una de sus piernasNadie sabe cuánto tiempo pasó agonizando allí. Finalmente, cerca de las 11.00 am, decidieron trasladarlo al Hospital Penna. Murió a las pocas horas.
Dos semanas antes de este episodio, el 7 de mayo, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) presentó una acción de amparo colectiva, donde denunciaba las graves condiciones de los cuatro hospitales psiquiátricos de la ciudad de Buenos Aires (el Borda, el Moyano, el Alvear y el Tobar García) en el contexto de la Pandemia del Coronavirus. Entre los reclamos, además, figuraba un pedido expreso para erradicar las jaurías que deambulan por los predios de esas instituciones.
El amparo quedó radicado en el Juzgado Contencioso Administrativo 12, a cargo de la jueza Alejandra Petrella que hizo lugar a la medida cautelar. El 14 de mayo, la magistrada instó al gobierno porteño a proveer equipos de protección e insumos para prevenir y evitar la propagación del COVID-19 en los psiquiátricos, pero desatendió el reclamo de los perros. “No existen a la fecha conclusiones médicas que permitan afirmar que la presencia de animales intensifica los riesgos de contagio”, expuso Petrella en la cautelar.
Según la jueza, se otorgó carácter colectivo al amparo y se estableció que, como los cuatro manicomios porteños están ya judicializados, este proceso se ocuparía principalmente del COVID-19 y de las personas internadas. “En lo relativo a los perros si bien se intimó al Gobierno porteño, ello fue puesto en conocimiento del juzgado en el que ya tramita la causa referida a cuestiones edilicias del hospital Borda y que tiene sentencia firme desde hace años”, dijo Petrella a este medio.
“Esto se había señalado y nadie tomó cartas en el asunto. Hubo otros casos similares en el Hospital Interzonal Dr. José A. Esteves (Lomas de Zamora) y en el Hospital Nacional ‘Colonia Montes de Oca’ (Luján). Lamentablemente muchas personas abandonan animales que se terminan criando como jaurías salvajes y son muy difíciles de controlar”, apunta Macarena Sabin Paz, coordinadora del área de salud mental del CELS.
“De cualquier forma, el problema no son los perros, sino la ausencia de una política sanitaria orientada a erradicar las jaurías que son un peligro, tanto para los usuarios como para trabajadores de estos grandes monovalentes”, agrega Sabin Paz.
Infobae se puso en contacto con tres personas que trabajan en el Hospital Borda. Sus testimonios coinciden: la jauría que mató a Jorge Marcheggiano estaba rondando la institución desde hacía más de un año.
Tras el amparo presentado por el CELS, la jueza Alejandra Petrella instó al gobierno porteño a proveer equipos de protección e insumos para prevenir y evitar la propagación del COVID-19 en los psiquiátricos, pero desatendió el reclamo de los perros.
Tras el amparo presentado por el CELS, la jueza Alejandra Petrella instó al gobierno porteño a proveer equipos de protección e insumos para prevenir y evitar la propagación del COVID-19 en los psiquiátricos, pero desatendió el reclamo de los perros.
"No era la primera vez que esos perros atacaban a alguien. Muchas veces los pacientes venían a los talleres con las marcas de los colmillos. En el Hospital se sabía, la empresa de seguridad lo sabía y las autoridades también”, sostiene Emiliano Rojas Salinas, fotógrafo, voluntario del hospital desde hace una década y docente de Arteterapia del Centro Cultural Borda desde hace tres años.
Aunque Marcheggiano no asistía al taller de Rojas Salinas, habían conversado varias veces. Por eso, cuando se enteró de su muerte, Emiliano le dedicó un posteo en sus redes sociales. “Jorge era un divino. Sonriente y solidario. Siempre dispuesto a ayudar y a dar una mano. Era uno de los que más trabajaba para acondicionar el espacio del Centro Cultural. No jodía a nadie, solo quería ser feliz y estar tranquilo. Nadie se merece terminar así”, escribió en su cuenta de Instagram.
A sus palabras le sumó una imagen de Jorge en primer plano. El hombre luce una chomba a rayas y lleva una llave (la del armario donde guardaba sus pertenencias) colgada del cuello. “Fue en uno de los Festivales de Variedades del Centro Cultural Borda”, cuenta el fotógrafo.
Según pudo saber Infobae, tras el ataque de la jauría, Jorge recibió unas primeras curaciones en el Servicio de Cirugía del Hospital Borda. Pero, al detectar la gravedad de las heridas, decidieron dar aviso al SAME que lo derivó al Hospital Penna, donde fue operado.
A pesar del esfuerzo del equipo médico, el hombre de 70 años murió a las 13.30 hs. Desde entonces, y a pesar de que su caso se difundió en distintos medios, ningún familiar o referente afectivo se acercó a la Institución Psiquiátrica.
Gonzalo Sánchez trabaja en la parte administrativa del Hospital Borda desde hace nueve años y, además, es delegado de ATE. De acuerdo con su relato, la problemática con las jaurías viene de larga data. “Los perros siempre están dando vueltas. Muchos, incluso, circulan por dentro de la Institución. Como no se hicieron arreglos en el perímetro, entran y salen del edificio con facilidad. Además de atacar pacientes, también mordieron a trabajadores y trabajadoras del Borda”, explica.
Los manicomios son tierra de nadie”, dice Alberto Sava fundador y director del Frente de Artistas del Borda (FAB). Como Marcheggiano no participaba de ninguno de los once talleres que ofrece la agrupación, Sava no llegó a conocerlo. Se enteró de su fallecimiento a través de otro compañero del Frente. “Estos perros son cuatro o cinco y hace muchos años que están. Un par de veces mordieron a algunos pacientes y, también, atacaron a una enfermera. Pero no fue tan grave. Esta muerte era evitable”, expresa.
Desde el Gobierno de la Ciudad prefirieron no hacer declaraciones respecto a lo sucedido. “Hay una investigación judicial en curso para esclarecer los hechos. La Ciudad se encuentra a disposición de la Justicia y elevó un informe con lo ocurrido”, dijeron a este medio.
Por otro lado explicaron que, desde el sábado 23 de mayo, están realizando recorridas diarias (tanto en el predio del hospital como en sus alrededores) liderados por la división canina de la Policía de la Ciudad, de los que también participan personal del Borda y del Instituto de Zoonosis Luis Pasteur. El objetivo, indican, es encontrar a los perros y evitar otro episodio de características similares.
Además, reforzaron las entradas del Borda para impedir que los animales pueden volver a ingresar. Consultado acerca de esto último, Gonzalo Sánchez afirma que es cierto. “Colocaron un alambre de unos 50 centímetros en el frente del hospital”, dice.
¿Por qué no actuaron antes? “Intervenimos tras recibir un pedido del Ministerio de Salud. Estamos haciendo rastrillajes diarios para dar con los perros agresores. Tratamos de identificarlos a partir de las descripciones que nos aportaron distintos vecinos y trabajadores del lugar. Hasta el momento atrapamos cuatro perros. Uno casi seguro es de la jauría, el resto no sabemos”, afirma Guillermo Belerenian Médico Veterinario de la Universidad de Buenos Aires, a cargo de la dirección del Pasteur desde principios de abril.
Según Belerenian, desde el Pasteur trabajan para prevenir el abandono de los animales. "Tenemos un departamento de educación para salud a partir del cual promovemos la idea de una tenencia responsable. También, un quirófano móvil que recorre distintos barrios para hacer esterilización quirúrgica, vacunación y desparasitación”, dice.
fuente: INFOBAE

EL ÚLTIMO CHAMAN

Alfredo Moffatt, pertenece a la estirpe de los que han podido ir al exterior y luego volcar esa experiencia en el país . Había estado en New...