Michel Foucault fue uno de los primeros (pero no el único) investigar y mostrarnos que ha hecho la sociedad con la 'locura'. Su tesis doctoral fue 'Historia de la Locura' (en dos tomos) donde mostraba qué hacían con los locos desde la Edad Media en Europa y que América repitió como un protocolo. El aislarlos, en utilizarlos de conejillos de india (Lobotomías, medicalización en exceso), sin que nadie pidieran por ellos. Es que el estigma de la locura, no comienza en el siglo de la tecnología, viene en arrastre de siglos.
Antipsiquiatría, El mito de la enfermedad mental
viernes, 26 de julio de 2024
Los movimientos antipisquiátricos
Michel Foucault fue uno de los primeros (pero no el único) investigar y mostrarnos que ha hecho la sociedad con la 'locura'. Su tesis doctoral fue 'Historia de la Locura' (en dos tomos) donde mostraba qué hacían con los locos desde la Edad Media en Europa y que América repitió como un protocolo. El aislarlos, en utilizarlos de conejillos de india (Lobotomías, medicalización en exceso), sin que nadie pidieran por ellos. Es que el estigma de la locura, no comienza en el siglo de la tecnología, viene en arrastre de siglos.
jueves, 13 de julio de 2023
EL ÚLTIMO CHAMAN
Alfredo
Moffatt, pertenece a la estirpe de los que han podido ir al exterior y luego
volcar esa experiencia en el país. Había estado en New
York por una beca, trabajando en el Harlem. Toda esa experiencia de los ‘homeless’,
de los barrios negros con su violencia de la pobreza, la trajo para contribuir
a la psicología social que se venía desarrollando en Argentina. Por eso tenía
como maestro a Enrique Pichón Riviere (psiquiatra, psicoanalista, fundador de
la Asociación Psicoanalítica Argentina por la década del 40), quien venía
trabajando en el Hospital Borda. Allí habían creado la peña ‘Carlos Gardel’,
que luego pasó a llamarse ‘Cooperanza’. Al decir de Foucault, era un nuevo
dispositivo. Nuevas formas de intervenir en ‘lo manicomial’: para liberar del encierro
de los ‘locos’.
Conocí
a Moffatt por Tato Pavlovsky. Él realizó las
gestiones para que pudiéramos ir a filmarlo con un grupo de psicólogos de
Ecuador, a su Escuela de Psicología Social, por la avenida Rivadavia. Ya había
escrito su clásico: ‘Psicoterapia del oprimido’. Cito el lugar porque luego
entendí que cuando sucedió lo del incendio de ‘Cromañon’ (su escuela estaba a
unas cuadras de ahí), Moffat y su equipo fue uno de los primeros que estuvieron
atendiendo a las víctimas y familiares en la contención, en el duelo, en el
abrazo de despedida. Si algo enseñaba era la solidaridad.
Volví a verlo en una especie de homenaje que se le
hizo en la Biblioteca Nacional. Estaba repleta, con sus discípulos y amigos. Continué
filmándolo, cuando le entregaban el premio como ‘el Colifato mayor’. Se lo
otorgaba un ex paciente externado del Htal Borda, quien le entregaba un premio
invisible que alzaba mientras anunciaba por qué lo merecía. Moffatt sentado en
el escenario se paró para recibirlo y al tomar el Premio, lo agarraba como si
fuera de mucho peso. El auditorio entre aplausos y vítores, se venía
abajo. Ese surrealismo no solo amenizaba el encuentro, sino que demostraba el
amor de los pacientes que no lo olvidaban en su paso por el Borda. De muchas de
sus intervenciones con Pichón, hoy tenemos ‘La Colifata’ y la actual ‘Cooperanza’.
Escuelas de aprendizaje podemos decir que nos ha dejado. En el cierre de ese
encuentro llamó a volver a armar ‘El Bancadero’. Nos acercamos muchos psi, para
remontar esa otra experiencia que había construido luego de la Guerra de
Malvinas. Tengo por ahí en mis archivos, una entrevista que le realizaron, en
explicar qué era ‘El Bancadero’, y por qué debía surgir. Otra vez un
dispositivo simple: escuchar a la gente, generar grupos de trabajo, técnicas
grupales; solo que esta vez no eran en el manicomio, sino que era atención para
los cientos que estaban saliendo de la dictadura con sus angustias y sus
fantasmas.
Hace
poco encontré una foto donde está Moffatt con David Cooper.
Este psiquiatra sudafricano, que en Londres creó junto a Ronald Laing, ‘La
Antipsiquiatría’, vivió en Buenos Aires, casi dos años. Sabía de la gran movida
del psicoanálisis que tenía nuestro país, y le parecía que era una buena
plataforma para iniciar desde Latinoamérica, lo que se venía organizando en
Europa y Estados Unidos con respecto a la ‘desmanicomialización’. En uno de sus
libros cita puntual (‘La gramática de la vida’), lo que pudo hacerse en
Argentina (basado en trabajos psicoanalíticos de Pichon Riviere, Emilio
Rodrigué, Mari Langer) y el ‘despliegue de poder’ en sus instituciones (psi) y
organizaciones sociales. El golpe de Estado de 1976 cortó esos proyectos.
Las
últimas noticias que me habían llegado eran inquietantes. Circulaba por
las redes y luego en un diario, que Moffatt necesitaba ayuda económica. No
tenía jubilación y no se sabía si de su Escuela lo estaban por desalojar.
Pronto se aclaró la situación de que estaba bien, y que si bien no nadaba en
ninguna fortuna, volvía a demostrarse la pronta atención por redes de sus
discípulos y amigos. Lo volví a ver cuando le hicieron un
homenaje en el Encuentro de Derechos Humanos y Salud Mental, en la ex ESMA.
Habló para los que no pudimos entrar (de tan lleno que estaba el lugar), en la
puerta. Levantaba su bastón, con su barba canosa, como un viejo profeta
dirigiéndose a la muchedumbre. Solo nos dijo que no había que bajar las banderas
de la solidaridad, de las utopías, y nos mostraba como él estaba aún de pie
diciéndonos esas palabras de lucha. Era ese ‘curador o reparador de sueños’,
como lo habían bautizado, pero también era ‘El último chamam’, aquel que ‘sin
permiso y sin plata’ se enfrentaba de alguna forma a los sistemas que siguen
oprimiendo.
Carlos
Liendro
jueves, 8 de diciembre de 2022
Próxima Cátedra Libre
Antes de fin de año estaremos preparando la Cátedra Libre: Cooper, Foucault, Guattari. Tres pensadores y activistas de los movimientos antimanicomiales.
Sus diversos escritos impresionan en la actualidad. Poco han cambiado las reformas psiquiátricas y la 'locura' sigue en aumento si no se comprende desde cuando surge. Estos pensadores han comenzado estudiando la locura desde la historia, la familia, los sistemas de engranaje que llevan a una persona a la 'alienación' en el capitalismo.
Retornando a la Antipsiquiatría: ¿dónde se inicia la locura?
David Cooper
Fue un médico psiquiatra y pensador revolucionario, nacido en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, en 1931. Fue uno de los protagonistas del movimiento que se conoció como antipsiquiatría, junto a Ronald D. Laing, Aaron Esterson, Franco Basaglia, Thomas Szasz, entre otros.
Cooper estudió medicina en la Universidad de Ciudad del Cabo y se graduó en 1955. Completó su formación como psiquiatra en Londres, trabajando en varios hospitales del Sistema Nacional de Salud. En 1962 desarrolló un experimento radical en el Hospital Shenley, donde dirigió un pabellón para jóvenes diagnosticados con esquizofrenia, conocido como Villa 21. «Los jóvenes rotulados como esquizofrénicos podían vivir sin la interferencia de drogas potencialmente peligrosas, electrochoques o terapias orgánicas. Estaba organizado en principios igualitarios, y había un intento deliberado por abolir la jerarquía tradicional entre el doctor y el paciente» (Stephen Ticktin, 1986).
En 1964 publicó junto a Ronald Laing el libro «Razón y violencia», un análisis y resumen de los textos «Problemas de método», «San Genet, comediante y mártir», y «Crítica de la razón dialéctica» del filósofo francés Jean-Paul Sartre, construyendo las bases teóricas para una aproximación fenomenológica, no biologicista, al problema de la locura. En 1965 fundó en Londres la Philadelphia Association, junto a Laing, Esterson y otros colegas que coincidían en una crítica radical a la institución psiquiátrica. Entre sus principales objetivos estaba organizar refugios para personas con problemas mentales que buscaban una alternativa al hospital, y a sus familias.
En 1967 Cooper publicó el libro «Psiquiatría y antipsiquiatría», presentando la experiencia de la Villa 21 y el término [«antipsiquiatría»] que fue adoptado por impugnadores y colaboradores para designar al heterogéneo movimiento de médicos y pensadores hostiles a la ortodoxia psiquiátrica. Del 15 al 30 de julio de 1967 organizó en Londres el Congreso Internacional para la Diálectica de la Liberación. Entre los participantes se contaban Paul Goodman, Herbert Marcuse, Ronald D. Laing, Allen Ginsberg, Paul Sweezy, Lucien Goldmann, Gregory Bateson y Stokely Carmichael de los Black Panthers. En 1968 compiló y presentó «La Dialéctica de la Liberación», un libro con las principales intervenciones del encuentro. En el mismo año Cooper escribió una introducción para la edición inglesa de «La historia de la locura…», del filósofo francés Michel Foucault.
En 1971 publicó el libro «La muerte de la familia», y terminó su relación con la Philadelphia Association. En una conferencia ofrecida en Canadá, Cooper «dejó claro que había abandonado Inglaterra, había abandonado la Philadelphia Association, y ya no colaboraba más con Ronald Laing y compañía. Estos últimos, dijo, estaban en un viaje espiritual. Él, David, estaba en uno político» (Ticktin, 1986). En 1972, previendo una situación revolucionaria, que sería aplastada por la contrarrevolución fascista, Cooper viajó a Argentina donde participó en lecturas y conferencias y colaboró con los esfuerzos organizados para combatir la opresión psiquiátrica en el país latinoamericano. Dos años después regresó a Londres, «donde el terreno que en los ’60 hervía de radicalismo y creatividad parecía haberse secado» (Ticktin, 1986). Cooper había cortado todos sus lazos con sus colegas de la Philadelphia Association y había renunciado a ejercer su profesión de médico psiquiatra, por razones políticas. «Solía afirmar por ese tiempo que no había problemas personales, sólo políticos» (Ticktin, 1986).
Después de varios meses críticos, en setiembre de 1974 participó en Portugal en un encuentro para construir una Red Europea de Alternativas a la Psiquiatría, donde, entre otras personas que cuestionaban a la Institución, conoció al médico y profesor italiano Franco Basaglia y al sociólogo francés Robert Castel. A fines de 1974 viajó a París y conoció a los filósofos Gilles Deleuze y Felix Guattari; también publicó «La gramática de la vida», una colección de ensayos sobre el amor, los celos, el sexo, las drogas psicodélicas y la revolución. En enero de 1975, las conversaciones iniciadas en Portugal se cristalizaron en un nuevo encuentro en Bélgica, con la fundación de la Red Internacional de Alternativas a la Psiquiatria, a cuyos congresos asistió anualmente.
En 1975 se mudó definitivamente a París. Conoció a Jacques Derrida, con quien después colaboraría en la formación del Colegio Internacional de Filosofía. Dio clases por una temporada en la Universidad de Vincennes. Escribió artículos y panfletos, e introducciones a los libros de otros intelectuales. En 1978 terminó de escribir y publicó «El lenguaje de la locura», que se abre con estas palabras «No hay esperanza / Sólo hay lucha permanente / Esa es nuestra esperanza / Esa es la primera oración / En el lenguaje de la locura». Era su último libro publicado en vida. «Parecía que se había movido dialécticamente desde la antipsiquiatría a la no-psiquiatría» (Ticktin, 1986).
Durante seis años, trabajó junto a su compañera la psicóloga Marine Zecca en un proyecto de investigación sobre las necesidades sanitarias de las comunidades populares en Francia, Italia y el Norte de África. Resultados de esta investigación junto a nuevos desarrollos de su pensamiento iban a ser publicados en un nuevo libro, que estaba coescribiendo con Zecca, cuando en 1986 murió súbitamente de un ataque al corazón, en un pequeño piso del Distrito 15 de París*.
OBRAS DE DAVID COOPER:
1.- Psiquiatría y Antipsiquiatría (1967)
2.- El lenguaje de la locura (1978)
3.- La dialéctica de la liberación (1969)
jueves, 18 de junio de 2020
domingo, 7 de junio de 2020
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martes, 2 de junio de 2020
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Los movimientos antipisquiátricos
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